
Si te has estado alojando en La Iglesuela del Tiétar mientras realizas cursos intensivos de español en España, no me cabe duda de que lo estarás disfrutando —quiero decir, ¿qué hay que no guste de la montaña, una forma amena de aprender y la vida tranquila de un pueblo? Pero yo sé de primera mano lo agotador que puede resultar para el cerebro estar inmerso en el idioma que estás aprendiendo día tras día. Se siente como el equivalente mental a subir el Everest.
Así que, si necesitas darle un respiro a la mente por un día (que, por cierto, es una de las mejores maneras de aprender), quizá te apetezca pasar una jornada sumergiéndote en unas aguas termales de las que ya disfrutaban los romanos hace 2.000 años.
Baños de Montemayor es un pequeño pueblo termal del norte de Cáceres, famoso por sus aguas y por su ubicación en la histórica Vía de la Plata, la antigua ruta comercial romana que recorre el oeste de España uniendo Mérida (Emerita Augusta) con Astorga (Asturica Augusta).
Cómo llegar desde La Iglesuela
En coche, el viaje es perfectamente factible. Puedes salir hacia el norte desde La Iglesuela, dirigiéndote al oeste a través del Valle del Tiétar y bordeando las laderas meridionales de la Sierra de Gredos. O bien puedes bajar primero hacia el sur y luego tomar dirección oeste, una ruta que te saca del valle hacia tierras más bajas y abiertas. En ambos casos, el recorrido es precioso.

Poco a poco, el paisaje va cambiando: de olivares y colinas suaves pasas a bosques de castaños y robles al adentrarte en el Valle del Ambroz, donde Baños de Montemayor se encuentra encajado entre montañas, junto a la antigua N-630 / Vía de la Plata. El trayecto suele durar entre dos y dos horas y media, según la ruta exacta y las paradas que hagas para disfrutar de las vistas.
Si no tienes coche y no consigues convencer —o sobornar— a nadie para que te lleve, también puedes ir en transporte público, aunque requiere algo más de planificación y tiempo. Primero tendrás que llegar por tu cuenta a Talavera de la Reina, y desde allí tomar un tren hasta Baños de Montemayor, con billetes que puedes comprar fácilmente en Trainline.

En cualquier caso, el propio viaje forma parte del encanto: verás cómo el paisaje se despliega desde el valle del Tiétar hasta el norte más verde y fresco de Cáceres, con montañas en el horizonte durante casi todo el trayecto.
Llegada a Baños de Montemayor
Sabes que ya estás cerca cuando la carretera empieza a seguir el fondo del valle y aparecen los carteles de “Baños” y “Balneario”. El pueblo es pequeño, con unos 800 habitantes, y enseguida empezarás a ver referencias a la Vía de la Plata por todas partes.

Una mañana en el balneario
La gran protagonista, por supuesto, es el Balneario de Baños de Montemayor. El complejo se divide entre un edificio más moderno y las evocadoras termas romanas.

No te preocupes, ¡esa foto no es donde te relajarás! Aquí es donde disfrutarás del agua terapéutica.

Estas termas cuentan con aguas sulfuradas, ricas en minerales, que alcanzan unos 43 °C. Se utilizan desde hace siglos para tratar problemas articulares, afecciones respiratorias y enfermedades de la piel.
Antes de ir, merece la pena echar un vistazo al sitio web, sobre todo a la sección de circuitos termales y promociones, para elegir la sesión que mejor se adapte a ti.
Una visita típica puede comenzar con el “Circuito Romano”, un recorrido de unos 90 minutos que combina un baño termal aromatizado, salas seca y de vapor, tumbonas calefactadas, una gran piscina termal y una tonificante piscina fría para espabilarte. Te vas desplazando lentamente de un espacio a otro bajo bóvedas de piedra y una iluminación suave, a medio camino entre spa y yacimiento arqueológico. ¡Es una de esas experiencias únicas que nunca vas a olvidar!

Si te apetece algo aún más indulgente, puedes añadir un masaje o un tratamiento facial —eso sí, conviene reservar con antelación, sobre todo fines de semana y festivos—.
Mi novio y yo disfrutamos muchísimo de nuestra visita. Pasamos una hora flotando y nadando suavemente en la piscina termal, colocándonos bajo un chorro a presión para masajear los músculos doloridos y sumergiéndonos RÁPIDAMENTE en una piscina helada. Los baños de agua fría pueden ayudar a reducir la inflamación y las agujetas, además de restablecer el equilibrio del sistema nervioso y mejorar la función cognitiva y el estado de ánimo.
Comida, café y un poco de paseo
Después de tanto baño en agua caliente, probablemente salgas agradablemente flojo… y con mucha hambre. Por suerte, la Avenida de las Termas —la calle principal que cruza el pueblo— está llena de pequeños bares y restaurantes donde puedes sentarte en una terraza y ver cómo pasa el mundo (muy despacio). Los menús típicos de la zona incluyen clásicos extremeños: cerdo ibérico, migas, quesos locales y muchos platos con miel y castañas de los valles cercanos.
Si te apetece un poco más de cultura, puedes visitar el Centro de Interpretación General de la Vía de la Plata o consultar la programación del antiguo templo reconvertido en auditorio, ambos mencionados en el portal turístico del municipio, Vive Baños de Montemayor.

Y si decides alargar la escapada y convertirla en una mini-vacación, el Gran Hotel Balneario ofrece habitaciones con acceso directo al spa.
Por qué es una excursión perfecta desde La Iglesuela
Es un viaje cómodo de unas dos horas en coche o una salida en tren bien planificada, y un cambio total de paisaje desde el valle del Tiétar hasta el norte más verde y frondoso de Cáceres. Una excursión de un día a Baños de Montemayor es el plan de autocuidado ideal para relajarte y recargar energías, de modo que regreses a La Iglesuela listo para retomar tus cursos semi-intensivos de español en España. ¡Eso sí, no olvides traer un recuerdo para tus familias anfitrionas!



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